Me he analizado a mi misma, mi comportamiento y actitudes. He llegado a una conclusión. Se trata de un método que, por lo visto, utilizo en muchos ámbitos de mi vida. Me refiero a las chorradas, esas pequeñas tonterías que hago.
No tengo ni idea de cuando ni del porqué pero todo esto empezó hará un par de años. Yo vivía una época de mi vida en las que tenía una visión y un humor fuera de lo común, llamémoslo...Oscuro. En este momento respondía a todo con una respuesta de tema lúgubre, gore, frío y cruel, pero esto llevaba un toque tan...ingenioso, que conseguí que formara parte de mí: era mi marca personal. Este estado no se contagió a nadie de mí alrededor, todos sabían que era cosa mía, pero no lo hicieron suyo. Esa época pasó sin saber bien como, pero llegó otra: la actual. También desconozco el origen de todo esto, pero contaré mi punto de vista.
Empecé a literalmente a “hacer el subnormal” incluyendo en mi vocabulario ruidos extraños y espasmos. Hice que las palabras: zorra, golfa, puta (y todas las modalidades de esta) fueran el número uno de palabras dichas. Lo que logré con esto es a simple vista increíble. Conseguí formar un lazo bastante curioso, un lazo familiar. Uno bastante fuerte, y sobre todo especial. Hice que de mi forma de ser comenzara una manera de expresión global (a nivel familiar). Conseguí expresar mi amor por los demás mediante las palabras más malsonantes. Toda una hazaña.
Sé que parece imposible, pero si me conocéis a mi o a alguien de mi familia lo podréis ver. Os pongo como ejemplo uno de los más habituales: un día cualquiera. Mis hermanas llegan agotadas de su día de estudio y cada una se encierra en su cuarto. Ahí aparezco yo, con mis ruidos de deficiente mental, con mis movimientos exagerados y les saco una sonrisa. ¿A quien no le va a gustar que le pregunten que tal le ha ido el día con voz de retrasado? Sé que es extraño. Pero sé que de vez en cuando esas chorradas les sientan bien. Les saco una sonrisa y eso es lo que más me llena del mundo.
Os dejo pensar que soy una payasa lo curioso que no lo parezco. A simple vista da la sensación de que soy una persona seria y tímida. Soy todo lo contrario. Lo bueno es que para conocerme del todo hay que pasar tiempo conmigo. Me gusta sorprender a la gente cuando me conoce.
Como conclusión de todo esto os aconsejo, de verdad, que os dejéis apoderaros por el lado lerdo de vuestro ser y sobre todo que se lo mostréis a personas cercanas y les saquéis esa sonrisa boba que todos necesitamos de vez en cuando.